¿A qué le apuestan López Obrador y Claudia Sheinbaum al permitir la comisión, en pandilla, de tanto delito en este país? ¿Qué tipo de ingobernabilidad están generando y para qué fines? ¿Qué planes siniestros traen entre manos los dos gobernantes de MORENA? ¿Qué papel juegan los grupos sectarios y delictivos (pro-ayotzis, feminazis, CNTE, etc., en los planes políticos de la Cuarta Transformación?

José José fue, es y será un auténtico “ídolo popular”, es decir, un artista que ha sido capaz de cantar tanto las miserias como las alegrías de la gente común y corriente, durante varias décadas. Está a la altura de Pedro Infante, de Sandro, de Juan Gabriel, de Rigo Tovar, de Camilo Sesto… Artistas que cantan a través de la garganta de millones de seres humanos. ¿Cuántos como ellos?

Las leyes en materia de seguridad social sólo permiten dar de alta a una mujer como cónyuge o concubina, pero no faltan los vividores que pretenden que el IMSS o el ISSSTE atiendan por igual a todas las mujeres que embarazan o a todas las mujeres con las que fornican. Terrible problema que debe ser atendido: los derechohabientes también abusan de las instituciones públicas de salud.

Nos queda claro que los pro-comunistas pretenden tomar a la 4T por asalto, con la intención de acceder al liderazgo continental de la ola roja que comenzó Hugo Chávez en Venezuela, a finales del siglo XX.

Ya sabemos qué nos espera con la alianza AMLO-CNTE: chamacos cada vez más “burros” y sometidos a comunistoides “lavados cerebrales”, a través de los cuales se convertirán en masas manipulables y carne de cañón al servicio de la Cuarta Transformación y de su Huey Tlatoani, López Obrador.

México está pagando muy caro el hecho de permitir que la mitología feminista esté contaminando la política de seguridad pública, y también la política de procuración y administración de justicia. Del feminismo nada bueno podemos obtener para elaborar políticas públicas orientadas a reducir la violencia hacia las mujeres, porque el feminismo no es más que un conjunto de ideas irracionales y anti-científicas.

Deseamos que muera el mal gobierno de López Obrador, pero que muera como deben morir los malos gobiernos en los regímenes democráticos: con la fuerza de la crítica ciudadana, de la movilización social, del trabajo opositor y de los votos en las urnas.

Apelar a la “conciencia moral” de los delincuentes y al poder correctivo del amor materno, es una de las cosas más estúpidas que se han hecho en México a lo largo de las décadas más recientes; sobre todo si se toma en consideración que fueron dichas en un país con gran presencia del crimen organizado, con cárteles de la droga fuertes y expansivos, con un mercado de armas incontenible y con un flujo de migrantes idóneo para la trata de personas.

Me parece muy bien que se opongan a mis “discursos”, ya que la polémica, la confrontación y el debate son consustanciales a la democracia y al ambiente auténticamente académico. El pensamiento único, la ideología oficial, el dogmatismo, la censura, la persecución, la difamación, la calumnia, las inquisiciones y las policías del pensamiento son factores propios de los sistemas totalitarios.

La política de seguridad pública y seguridad nacional de López Obrador es una verdadera porquería: desarticulada, sin pies ni cabeza, mal enfocada, irreal… Su ridícula frasecita de “Abrazos, no balazos” resume la mediocridad del actual Presidente: es obvio que sigue sin entender que al Estado le corresponde el monopolio legítimo de la fuerza pública, de la cual se tiene que echar mano para mantener la gobernabilidad y el orden social.