Ya nos quedó claro: al inepto Tirano de Macuspana le urge un golpe de Estado, para pasar a la historia como un “mártir”. López Obrador ya se dio cuenta de que su gobierno es una porquería y prefiere quedar como “santón” del socialismo futuro, antes que como un pésimo gobernante.

Alfredo “N” se convirtió en una víctima más de la androfobia con la que funciona el sistema judicial mexicano y la cultura popular: efecto esperable dado el efecto contaminador del feminismo.

Lo cierto es que, en torno al dramático y reprobable asesinato de Fátima, hay dos mujeres como piezas claves: su madre y la mujer misteriosa que se la llevó.

Ingrid tomó la malísima decisión de cohabitar con un varón violento y, peor aún, decidió darle “una segunda oportunidad” después de un evento agresivo que incluso dio lugar a una querella ante al Ministerio Público.

Ante un rector blandengue y domesticado por las feminazis, me refiero al “castrado” Enrique Graue, los propios alumnos y padres de familia están tratando de recuperar sus espacios, porque quieren seguir estudiando, porque están hasta la madre de bailar al son que les tocan las feminazis, porque están hartos del dogmatismo y del totalitarismo de las feministas que sólo saben acusar sin pruebas y parar, por puro capricho, el desarrollo de las actividades institucionales de la UNAM.

Quienes me siguen a través de las redes sociales y de mis artículos periodísticos, saben muy bien que, desde siempre, he dicho que el “feminicidio” es una aberración lógica y jurídica, que nunca tuvo que incorporarse a nuestro Derecho Penal, de por sí ya tan contaminado por el irracionalismo feminista.

Por supuesto que la legítima defensa debe considerarse en automático y de forma expedita, sin mayores trámites burocráticos, a favor de los conductores o viajantes que protejan su vida y sus propiedades ante un delincuente que pretenda afectarlos aprovechando el congestionamiento vial.

La dizque “Máxima Casa de Estudios” volvió a ceder al victimismo/chantajismo inherente al actuar político de las sectas feministas que habitan dentro de ella. La UNAM aceptó seguir siendo un centro de adoctrinamiento y de propaganda de la “ideología de género”.

A estas alturas del partido, queda claro que la dizque “Máxima Casa de Estudios” debe cerrar sus puertas, porque está demostrando que como universidad no sirve. Los contribuyentes no debemos pagar una universidad que no funciona como tal.

Es importante que documentemos la forma en la que el gobierno de la Cuarta Transformación está fastidiando a México, y ojalá podamos darle un giro a todo esto en las elecciones de 2020 y 2021: el gobierno de AMLO-MORENA es un cuerpo leproso que se está cayendo a pedacitos. Hay que hacer algo y pronto.